El crecimiento exponencial de dispositivos móviles inteligentes,
redes sociales, aplicaciones de vídeo y servicios Cloud han transformado
significativamente la manera de relacionarnos tanto en el trabajo como en la
vida personal.
A su vez, la nueva generación de jóvenes trabajadores
-especialmente los menores de 30 años- demandan un entorno laboral más flexible
que les permita decidir cómo, cuándo y dónde desempeñar sus tareas, así como el
dispositivo utilizado y la forma de interactuar con los grupos de trabajo.
Esta nueva realidad convierte la elección de una plataforma de
Colaboración en algo fundamental. Cisco ofrece cinco recomendaciones que ayudan
a las organizaciones a seleccionar una plataforma flexible, capaz de proteger
la inversión y de responder a las demandas más exigentes ahora y en el futuro:
· Plataforma agnóstica frente al dispositivo y al sistema
operativo. El uso de
los dispositivos personales en el trabajo -conocido como Bring Your Own Device- es un fenómeno imparable.
De los 350 millones de smart phones que se usarán en las empresas en 2016, 200
millones serán propiedad de los empleados1,
mientras el 76 por ciento de los responsables de TI consideran BYOD como algo
positivo para sus compañías2 por la mayor productividad y
satisfacción en el trabajo. Una solución de Colaboración debe soportar por
igual las diversas plataformas de dispositivos -incluyendo terminales y
sistemas operativos- con independencia del fabricante.
· Convergencia optimizada de canales para las distintas
necesidades. La evolución
de las Comunicaciones Unificada ha facilitado la convergencia de múltiples
canales -datos, voz y vídeo- sobre las redes IP corporativas. Sin embargo, hay
una clara diferencia entre la distribución de dicho tráfico en entornos locales
-como la oficina- y entornos globales diseñados para miles de usuarios -cada
uno con sus propias necesidades- pero con los mayores niveles de rendimiento,
fiabilidad y seguridad. Una plataforma de Colaboración debe optimizar la
integración de aplicaciones de datos, voz y vídeo según cada necesidad y de
forma transparente para los usuarios.
· Flexibilidad de opciones: on-premise o en la ‘nube’. El creciente interés por aplicaciones de negocio
flexibles y en host -incluyendo la Colaboración mediante voz y vídeo- ha provocado
que un 70 por ciento de las organizaciones utilicen ya algún tipo de tecnología
Cloud3.
No obstante, vivimos en un mundo de múltiples Clouds, obligando a los
departamentos de TI a gestionar una amplia variedad de opciones, desde Clouds
privados hasta públicos y mixtos. Una plataforma de Colaboración debe ofrecer
sus servicios bajo cualquier modelo, ya sea on-premise (instalada en las
oficinas de la empresa), en nubes públicas gestionadas por proveedores de
servicios o en entornos híbridos, sin pérdida de funcionalidad y con la máxima
seguridad y calidad.
· Soporte integrado y global. Al considerar una plataforma de Colaboración, la
capacidad de planificación, ejecución y soporte del proveedor resulta esencial.
Su diseño incide directamente sobre el soporte, ya que ciertos proveedores se
apoyan en terceros para adquirir distintas piezas (teléfonos, terminales de
vídeo, gateways multimedia o switches para redes LAN e inalámbricas). Aunque
esto no supone un reto tecnológico si se cumple con los estándares, sí resulta
problemático a la hora de proporcionar soporte. El proveedor de la plataforma
de Colaboración debe garantizar un soporte integrado para todas las piezas del
sistema, global y con un punto único de contacto, o bien contar con partners
que garanticen este modelo de servicio.
· Verdadero coste de despliegue. Al igual que con cualquier inversión estratégica, es
necesario valorar el verdadero coste de despliegue de la plataforma de
Colaboración, evitando complejas licencias y el pago extra por componentes
adicionales como hardware o soporte. La adquisición de licencias debe ser clara
y hay que examinar qué ofrecen las licencias ‘aparentemente’ gratuitas.
0 comentarios:
Publicar un comentario